La soledad.

 

Jung se equivocaba, en parte, con esta afirmación.

La soledad es adictiva y da paz. De eso no cabe duda. Te inmuniza contra mucha gente toxica. Pero llega un momento en la vida que ves que ya no la puedes controlar, te aprisiona por completo y va acabando con la vida. Los hombres lo llevamos peor que las mujeres. Por eso hay muchos hombres que mueren jóvenes o de mediana edad y si se dan cuenta la mayoría se puede decir que estaban solos. Por lo tanto, ya le tengo más terror que amor a la soledad porque sé que ya me encamino más rápido a mi propia desaparición. Dicen que el hambre es fea, pero la soledad le va a la par.

La calumnia.

 

Siempre he sostenido que no hay cosa peor que la crítica y calumnia destructiva bajo dogmas de envidia, maldad e ignorancia. “Intelectuales” de plazas y terrazas y “policías” de visillo que no tienen otra cosa que hacer que criticar a los demás sin razón alguna.

Divorciada: es una puta.

Tatuado/a: es un/a delincuente, drogadicto/a y de mal vivir.

No trabaja: es un vividor/a y un gandul/a.

Ha dejado, o perdido, su trabajo y quiere reciclarse: es un vago/a que no quiere sino vivir del paro.

Se pone ropa sexy: va buscando macho.

Gente que odia a quien simplemente tengan un céntimo más que ellos, una casa o un coche mejor… Eso sí, luego ell@s parece que son unos benditos santificados por el papa. Van de perfectos e inmaculados transitando la vida en recta moral.

Siempre me he cuidado de esa gente. Soy receloso de esas “reuniones” de plazas y terrazas de bares, al igual que de salón, porque sé que estoy pisando terreno cenagoso. De vidas ajenas no quiero saber absolutamente nada. Porque luego estos calumniadores niegan la mayor y si pueden te involucran para salir airosos.

A toda esta chusma deberían denunciarla. Lástima que cuando se hace, todo queda resuelto en la sala del juzgado. Se debería recuperar aquella costumbre del Medievo del escarnio público. Donde calumnias te disculpas. ¿En la plaza? Pues en la plaza ante todo el pueblo y el juez pides perdón a tu víctima. Que recibas la misma humillación y ludibrio que tú has causado por simple maldad.

Yo volvería a recuperar la abolida ley del destierro. Muchos problemas se hubieran evitado sacándolos de los pueblos. Eso no quita que haya criticas feroces que son pura verdad. Seamos claros, hay personas de comportamientos y actitudes muy funestas. Esa es la diferencia entre la crítica destructiva y la crítica objetiva.

Tampoco soy proclive a eso “de mí que digan lo que quieran”. Hay que preocuparse de lo que de nosotros puedan decir. Una calumnia corre como la pólvora y te puede hacer un daño terrible en lo personal, laboral y social. Por culpa de esta gentuza muchas personas están manchadas por personajillos que no sé cómo no se pudren de tanta basura que acumulan dentro.

Aprendiz de detective / Un robo muy costoso.

 

Género: Novela.

Autor: Cornell George Hopley-Woolrich, más conocido por sus seudónimos William Irish o George Hopley (Estados Unidos).

Año de publicación: 1963.

«La niña que ocupaba el pupitre frente al mío en 5º A se llamaba Millie Adams. No me acuerdo muy bien de ella, porque yo sólo tenía nueve años por aquel entonces; ahora voy a cumplir doce. Lo que sí recuerdo con toda claridad son aquellos tres caramelos -los dos que le dieron, y el que nunca le llegaron a dar-, y también que, un buen día, no la volvimos a ver más…»

Esta vez reseño un magnífico libro, que si bien está enfocado a un público juvenil, se podría considerar toda una novela negra.

Consta de dos historias.

Por un lado, Aprendiz de detective donde un joven estudiante se ve envuelto en un caso de desaparición de una compañera de colegio de la que nuca más se sabe… Pero el mal siempre acecha y regresa para cumplir su perverso cometido.

Es una historia con una literatura ágil. Al estar enfocado para lectores en edad escolar sus páginas están llenas de notas aclaratorias sobre el significado de muchas palabras y alguna puntualización histórica. Es muy interesante, porque me parece muy bueno para enriquecer el vocabulario.

Incluso diría que esta historia debería ser de obligada lectura, pues inculca al joven lector/a la prudencia que ha de tener frente a desconocidos y sus agasajos. ¿Al concluirla pensé cuántas desapariciones podrían haberse clarificado si se hubiera actuado de inmediato?

Por otra parte tenemos la segunda historia, Un robo muy costoso. Digna de toda una película en blanco y negro de los años cuarenta.

Es la narración de dos ladrones de poca monta que intentan quedarse con los diamantes de una estrafalaria solterona tras su fallecimiento.

Si bien no la veo tan enfocada a un público juvenil me ha parecido muy entretenida, pues todos los personajes que intervienen en la misma muestran las miserias humanas de la codicia. Al final la moraleja viene a ser que todos acabamos en el mismo lugar… ¿Pero qué lugar es ese? Ya eso lo tendrás que leer amigo hiperbore@.

Esta historia está igualmente complementada con notas aclaratorias sobre el significado de palabras y puntualizaciones históricas.

Por otra parte, ambas están fantásticamente ilustradas por Rubén Pellejero. Lo que le da un fuerte añadido de calidad a la publicación.

Mi valoración 5/5. Es de esos libros que dices ¡Qué pronto se ha acabado! Lo bueno dura poco.

Ejemplar muy recomendable para regalar a un público joven por la fuerte carga de inculcar la importante prudencia que se debe tener.