Sigo pensando que son épocas de compartir bajo el influjo del Espíritu de la Navidad. Sí, y una mierda. Mantas te las regalo, pero pelearé hasta por el último hilo del edredón.”
A fin de cuentan muchas veces, si no las más, no cuenta las mantas y edredones. Y mucho menos el calor que proporcionan. Muchas veces lo que de verdad sí que cuenta es quién está bajo esa manta o edredón. Quien te acompaña y quién te deja de acompañar. Porque hay calor y “calor”. Como hay frio y “frio”. A uno puede taparlo miles, millones de edredones o mantas y puede ser que esté congelado y en estado de hipotermia porque tiene “frio” en el corazón y mente. La manta y edredón es un objeto inanimado para quitar el frio. Pero cuando hay otras clases de “fríos” eso no lo puede solucionar un hilo trenzado. Hace falta una “manta” o un “edredón” que esté bajo la tela. La “manta” que quieres buscar en la oscuridad porque te deslumbra con su luz y con su calor en las frías noches y en lo lluviosos días. Como también hay que ser “edredón” para que la “manta” sienta lo mismo. El frio meteorológico no es nada comparado al “frio” glacial de otros estados anímicos. Pese a que a veces haga “frio” cuando debería hacer “calor” y haga “calor” cuando debería hacer “frio”. Es donde “manta” y “edredón” tienen que unirse y entenderse para formar una sola tela que de “calor” en invierno y “fresquito” en verano.
No olvidarlo.
Feliz noche para tod@s y feliz fin de semana. Ya quedan pocas en este 2022. Abríguense que hace frio. Pero mejor “abríguense” bajo la humanidad y el cariño de las personas que importan y dan amor.
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