Estamos a las puertas de inicio de este controvertido Mundial de Qatar 22 y por eso hoy traigo un tema distinto, pero que en mis tiempos mozos me causó gran interés desde la vertiente humanística.
He de admitir que no soy futbolero. Y eso que durante un tiempo, en mi adolescencia, practiqué este deporte en un equipo que formamos entre un grupo de amigos. A mi todo eso que llaman “planeta fútbol” es algo muy abstracto en el sentido de que veo mucho, pero entiendo poco. Incluso compré varios libros enfocados cuando el fútbol era fútbol y no en lo que luego se ha convertido. Pero nunca me llegó a convencer este asunto. Lo más cercano en el tiempo relacionado con el deporte rey fue el fotografiar las victorias de España en el Mundial y las Eurocopas.
En mi búsqueda, nunca logré encontrar nada en el fútbol. Jamás le puse asunto a este deporte hasta llegar a la adolescencia. Eran tiempos en los que aún vivían grandes leyendas futbolísticas españolas y mundiales, tantas que sería injusto dejar en el tintero a alguna así que no nombro a nadie. Época de aquel duelo titánico a nivel radiofónico entre José María García vs Juan Ramon de la Morena. De presidentes de fútbol bastante peculiares como el inolvidable Jesús Gil y Gil. Y sobre todo era un fútbol donde tenía sus estrellas, pero a la vez sus obreros como muchas veces decía García. De estos obreros siempre recordaré al mítico Tato Abadía, hoy regenta, lo último que se de él, una quesería en Logroño, en el legendario C.D. Logroñés. ¡Gol en las Gaunas!... Eran otros tiempos. Y por su puesto fue de las épocas gloriosas del C. D. Tenerife en 1º División y en Europa que se unían a otra gran época de la U.D. Orotava.
Esa es una de las trampas del fútbol. Mitificar el deporte y a los futbolistas.
Toda esa amalgama hizo que yo me interesara por el fútbol. Nos juntamos un grupo de amigos y formamos un equipo, donde la verdad yo nunca destaqué. A mí me interesaba más las historias humanas. ¿Qué era de verdad el fútbol y qué representaba pues tan potentemente movía a las masas? Luego al par de años dejé el equipo porque ya las obligaciones eran otras y empecé a comprar libros de personajes en la cresta de la ola como Arsenio Iglesias, Javier Clemente, Jorge Valdano… Donde tenían una visión del mundo a través de sus filosofías futbolísticas. Libros que se juntaban con otros libros de corte más histórico donde me trasportaban a época de Ricardo Zamora, Telmo Zarra, Didí… Nombres que ya ni recuerdo en mi frugal memoria.
Confieso que nunca encontré en el fútbol, ni practicado ni estudiado, lo qué buscaba. Simplemente lo desconecté de mis inquietudes culturales. Han pasado varias décadas y sigo sin entender eso que llaman “planeta fútbol”. Sólo veo ahí negocio espurio, envidas, tensiones y movimientos de dinero que se pagan sin ningún pudor por personas que obviamente tienen su calidad futbolística, pero que no creo que sea moral pagar lo qué se paga. ¡Que locura!
Luego que también hay actitudes que a mí no me convencen. Todos sabemos que detrás hay un espectáculo orquestado. Pero no me agrada. Por lo tanto, mi querido lector/a, mi búsqueda humana, filosófica, metafísica… ¡o lo qué buscara, pues ni yo mismo nunca lo supe!, fue sendero corto y abstracto. Eso sí, matizar que esto es un escrito de mis vivencias personales y no un ataque a las personas que sí les gusta este deporte. Todos mis respetos para el mundo del fútbol. Simplemente en mi libertad individual no lo sigo. Me pueden decir y luego has ido a fotografiar victorias futbolísticas. Sí, he ido y volvería dado el caso, pues son hechos históricos que merecen ser plasmados.
Como siempre dejo algún título, en el caso de hoy dos, sobre libros de esta temática. He elegido dos que a mí me gustaron mucho como fueron A bote pronto de Carlos F. Santander y La moral del Alcoyano de Julián García Candau. Ambas publicaciones del año 1997.
En ellas nos demuestra aquel fútbol que sí era fútbol. Anécdotas, hechos históricos, lances del juego y toda la cosmogonía de este deporte que como dicen es el opio del pueblo.
Personalmente me quedó con A bote pronto. Dice su contraportada:
«…bajo el efecto multiplicador de los medios el fútbol se ha convertido en el deporte más popular y apasionado del planeta. Millones y millones de espectadores siguen en todo el mundo, sin limitaciones de fronteras, las retrasmisiones de los encuentros entre los grandes equipos y las selecciones nacionales. Sus figuras son leyenda y sus asuntos ocupan páginas y páginas de diarios, horas y horas de programación televisiva. Sobre él han puesto además sus ojos un buen número de escritores que lo recrean, fabulan y enaltecen.»
De La moral del Alcoyano, libro estupendo, pero que no me agradó tanto como el primero, leemos en su contraportada:
«El más famoso gol de Pelé es uno que no marcó, Fue un gol nonato, pero que, pese a ello, hizo escuela. Ocurrió en el Brasil-Checoslovaquia del Mundial-70…
En un partido Nacional-Peñarol de Montevideo la constancia y sonoridad del grito de “¡Arriba Nacional!” llevó a un espectador a preguntar quién era el poseedor de tal voz. Le respondieron que “el hincha”. Era Reyes, el que hinchaba los balones con sus potentes pulmones. Reyes fue, sin pretenderlo, el padre de la palabra “hincha” …»
Dos magníficos libros a los que podría haber unido a otro gran filosofo del fútbol como es el argentino Jorge Valdano. Pero de Valdano ya escribiré algún día.
Desear un buen Mundial, pese a que parece trasmitir tantas controversias entre jugadores y aficionados. Mis mejores deseos para España y que pueda alzarse con el título de campeona. Pero sobre todo que este evento deportivo sea eso. Un evento deportivo y que otras cosas no se acaben mezclando ni ensombreciéndolo. Que el fútbol sea fútbol y nada más que eso.
Saludos y buenos libros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario