Género: Novela.
Autor: Concha López-Narváez (España).
Año de publicación: 1982.
«¡Qué triste, qué enfadada y que sola iba yo en aquel tren que me llevaba a casa del tío Pop!
-En el tren no hay peligro, tu estación es la última, y el tío Pop estará en el andén, esperándote. Has cumplido once años y puedes marchar sola. A tu madre y a mi el tiempo ya nos falta -había dicho mi padre con el último beso...»
Estamos en el mes de Julio y que menos que traer un titulo como el hoy presentado.
Hace poco leía que se están dando ciertas tendencias entre lectores adultos de volver a retomar sus lecturas de la infancia. Podría ser que ante unas generaciones tan machacadas por la actual coyuntura eso derive en que psicológicamente queramos volver a nuestra niñez y que nuestro cerebro active esas capas subyacentes de los recuerdos. La lectura es algo propicio a ello, pues nos lleva mentalmente a esas tiernas edades y encima hoy podemos leer dichos textos desde otras perspectivas.
Y eso he hecho. Lecturas que me devuelven a la niñez y adolescencia. Hace unos meses recuperé entre miles de libros de mi biblioteca estos ejemplares de la editorial Edebé. Esta editorial trabajaba los libros de texto en los centros educativos regidos por la orden de los salesianos. Por eso no tengo, salvo los de sociales de 3º y 4º de E.G.B. aquellos míticos libros de la editorial Santillana como sí tenían los colegios públicos. Estos libros venían junto con los de las distintas asignaturas. Era para leer uno por trimestre. Creo que eran dos por curso. Incluso aún conserva el forro. Esto del forro a mi me pareció siempre una tontería. Porque los libros se compraban en propiedad. Eran míos y no del centro. Con esto de los libros siempre ha existido negocio de pingues beneficios. Por lo tanto, yo no comprendía, ni aun comprendo, a razón de qué forrar MIS libros. Y encima el suplicio que significaba tan ardua tarea. Porque si era plástico sin adhesivo vale, pero como fuera del otro con adhesivo mal asunto. Este no tiene adhesivo y creo que se lo voy a quitar (al final lo retiré).
Han pasado décadas desde que leí Nieve de julio. Lo recordaba lejanamente. La verdad que me ha hecho retroceder en el tiempo en un mar de recuerdos. Encontré tres ejemplares, pero debe de haber más porque recuerdo los títulos. Libros que conservo porque las buenas historias son imperecederas. Como decía el eslogan de Edebé: “si quieres aventura lánzate a la lectura”. Lo he disfrutado ahora más que en su momento. Porque estos libros eran parte de los deberes pues había que leerlos y resumirlos en un trabajo a presentar. No como ahora que los leo y disfruto cada página por puro placer sin ninguna imposición de tener que entregar un trabajo sobre el mismo. Ironías de la vida ahora escribo igualmente con placer para divulgarlos en este blog. Quién me lo hubiera dicho hace décadas donde toda esta tecnología era impensable o la veíamos muy lejana.
En fin… la vida que va pasando y los recuerdos acumulándose.
Sobre “Nieve de julio” decir que es una historia de esas que hoy en día adolecen en la juventud. Teresa, nuestra protagonista, ha de irse el verano, a su pesar, a pasar las vacaciones con los tíos de sus padres (tío Pop y tía Luisa). Dos personas de caracteres muy diferentes a las que les llega Teresa y cambia su rutinaria y acomodada vida. Allí Teresa encuentra sus raíces. Su historia familiar. El patrimonio de la familia abocado a la desaparición por falta de un verdadero heredero que quiera continuar el legado. Conoce un nuevo mundo para ella totalmente inimaginable semanas atrás. Esta niña, camino ya de la adolescencia, descubre el valor de las cosas. El valor de la amistad, de la sabiduría y el respeto a los mayores. Y a su vez Pop y Luisa descubren la alegría, a veces no reconocida, sobre todo de Luisa, de la presencia de Teresa.
Como digo es un libro muy ameno y lleno de valores. Con una lectura que si bien está enfocada a un público infantil perfectamente sirve para todas las edades. Hasta no hace muchos años seguía siendo de lectura recomendada en centros escolares y se ha reeditado varias veces y en distintas editoriales. A mí me parece una obra muy buena en esta época que estamos viviendo, porque lleva una carga de valores sumamente importante.
Incido en lo que siempre. Si lo ven cómprenlo para sus hijos. Si lo tienen reléanlo porque en cada edad se le extraen unas buenas enseñanzas. No estoy muy al día en literatura infantil y juvenil, pero a veces pienso si ya no se escriben libros como estos. Tal vez sean de forma irremediable vestigios de otras épocas y las nuevas generaciones, tanto de escritores como de lectores de esta franja de edad, prefieren otro tipo de temática y otra forma de trasmitir-recibir valores. No lo sé. Pero leyendo estos textos los disfruto enormemente, pero a la vez me invade una nostalgia de si hemos dejado algo por el camino o algo no hemos hecho bien. Tal vez haga falta muchos tíos Pop y muchas tías Luisa… Indudablemente lleva la impronta de una autora licenciada en Filosofía y Letras. Aparte de que Concha López-Narváez ha ganado, entre otros, importantes galardones como el Premio Lazarillo (1984) y el Premio Cervantes Chico (1996). Por tanto sus libros llevan un profundo mensaje filosófico escrito en un lenguaje sencillo y en unas historias muy bien estructuradas. Eso le da una esencia e impronta muy importante al texto.
Nieve de julio, una novela totalmente encantadora.
Saludos y buenos libros.
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