«Hay demasiados libros en el mundo para leer en una sola vida. Tienes que poner tus límites.»
Diane Setterfield.
Una de las preguntas que me suelen hacer es el por qué nunca traigo al blog novedades literarias. No es una pregunta que me incomode, al contrario, creo que su formulación es de lo más lógica en un blog que reseña libros. La respuesta, de manera tal vez un poco superficial la di en la pequeña presentación escrita que hice el día que empecé a publicar. Esa explicación hoy quiero desarrollarla un poco más.
El hecho de que aquí no se traigan novedades literarias no es porque las ignoré, al contrario, estoy muy al tanto de ellas y se publican todos los meses títulos de gran calidad. El problema, si es que lo hubiera, es que hace tiempo que no compro libros. Tres son las razones fundamentales: mi biblioteca tiene una parte propia, otra heredada y otra regalada. Eso ha conllevado que tenga infinidad de libros sin leer. Y sinceramente no creo que los pueda leer en lo que me quede de existencia, porque no tengo vida suficiente para ello. Cada trimestre me llegan “nuevos” libros. Lo entrecomillo porque no son publicaciones de nuevo cuño, sino libros de hace años o décadas que amistades y particulares me van regalando pues muchas bibliotecas domesticas están siendo retiradas por diversos motivos. Por lo tanto son tres afluencias que no doy abasto a leer.
Es tal el motivo por el que suelo referenciar libros publicados hace años. Esto no significa que un libro actual valga menos que uno de hace años o viceversa. El buen libro tiene siempre fecha de nacimiento, pero no de caducidad.
El lector/a podrá preguntar ahora “¿y por qué los recoges?” La respuesta no es sencilla de dar. Digamos que me he convertido, y autoconvencido, en una especie de guardián de libros y mi casa en un cementerio de los mismos. No acumulo libros por fetichismo, sino por una especie de humanidad literaria para que no acaben en una trituradora de reciclaje.
Todos los bibliófilos somos conscientes de que los libros valen un dinero importante. Por desgracia no todo el mundo tiene acceso a la lectura. También ocupan espacio. Y a su vez dentro de ese espacio estamos en una guerra perpetua frente a la acumulación de polvo y pequeños insectos y parásitos que pueden ir devorando paulatinamente nuestros libros. A lo que igualmente se une las características ambientales de tener que luchar contra una fuerte humedad o sequedad excesiva. Tenemos que tener sumo cuidado y mantenimiento en nuestras bibliotecas para que nuestros libros duren muchos años en condiciones perfectas o al menos aceptables.
Llegado un momento en mi vida me dije ¿para qué comprar más libros? ¿para qué seguir acumulando volúmenes pagados de mi bolsillo si ya por ley natural no voy a poner leerlos todos? Por su puesto no soy un onanista de mi biblioteca y tengo un principio solidario de regalar aquellos libros que a mí no me han satisfecho como lector. Siempre he sido de la firme opinión de que porque un libro no me haya gustado a mí no significa que no te pueda gustar a ti. También suelo dar libros a asociaciones que trabajan en zonas necesitadas donde luchan contra el analfabetismo o quieren fomentar la lectura. Todo esto me ayuda a dar fluidez a mi biblioteca y ganar espacio. El hecho de comprar libros para luego tenerlo en las estanterías hasta saber cuándo lo podré leer es algo que lo veo una estupidez.
Por eso abrí este articulo con las palabras de Diane Setterfield. Como lectores debemos ponernos unos límites coherentes. Cada cual el suyo. Porque a lo mejor el límite coherente de la persona A son 500 libros y el de la persona B son 5000. Yo seguiré almacenando libros mientras tenga espacio físico y de manera ordenada. Soy consciente de que muchos se quedaran por leer. Y tal vez cuando haya trascendido esos libros acaben en un punto limpio. Si tuviera que llevarme algo cuando muriera estoy casi seguro que sería mi biblioteca. Pero hace años, como dije más arriba, me convertí en un guardián de libros y depositario de los mismos. Creo que llegará un momento que acceder a los libros, sea en formato papel o electrónico, será aún más complicado. El hecho de que haya personas que tengamos una biblioteca, da igual el número de volúmenes, ordenada y bien conservada serán puntos de resistencia cultural frente a la mediocridad imperante. Soy consciente de mi limite como lector. Pero a la vez soy consciente de que los libros en formato papel deben ser conservados. Bien durmiendo el sueño de los justos o bien dándoles nueva vida en mano de otros lectores.
¿Quiere decir esto que en el blog no puede aparecer una novedad literaria? Ni mucho menos. El blog no está cerrado, y nunca lo estará, hacia publicaciones recientes.
Los que lleven tiempo siguiéndome saben que mayoritariamente aquí se referencia novela. Paradójicamente yo soy lector mayoritario de ensayo. Pero el ensayo es tan dado a confrontaciones de todo tipo, muchas veces no de forma positiva, que me abstengo de referenciarlos. Alguno suele aparecer en el blog a cuentagotas, pero poco más. Prefiero traer novela que es lo que más gente lee y que en estos tiempos tan raros que vivimos no está tan sometida a ese duelo pro vs contra.
Quería aclarar este tema pues son preguntas que van naciendo a través del tiempo y que yo con todo placer respondo.
Saludos y buenos libros.