miércoles, 16 de agosto de 2023

El acumular libros.

 


«Hay demasiados libros en el mundo para leer en una sola vida. Tienes que poner tus límites.»


Diane Setterfield.

 

Una de las preguntas que me suelen hacer es el por qué nunca traigo al blog novedades literarias. No es una pregunta que me incomode, al contrario, creo que su formulación es de lo más lógica en un blog que reseña libros. La respuesta, de manera tal vez un poco superficial la di en la pequeña presentación escrita que hice el día que empecé a publicar. Esa explicación hoy quiero desarrollarla un poco más.

El hecho de que aquí no se traigan novedades literarias no es porque las ignoré, al contrario, estoy muy al tanto de ellas y se publican todos los meses títulos de gran calidad. El problema, si es que lo hubiera, es que hace tiempo que no compro libros. Tres son las razones fundamentales: mi biblioteca tiene una parte propia, otra heredada y otra regalada. Eso ha conllevado que tenga infinidad de libros sin leer. Y sinceramente no creo que los pueda leer en lo que me quede de existencia, porque no tengo vida suficiente para ello. Cada trimestre me llegan “nuevos” libros. Lo entrecomillo porque no son publicaciones de nuevo cuño, sino libros de hace años o décadas que amistades y particulares me van regalando pues muchas bibliotecas domesticas están siendo retiradas por diversos motivos. Por lo tanto son tres afluencias que no doy abasto a leer.

Es tal el motivo por el que suelo referenciar libros publicados hace años. Esto no significa que un libro actual valga menos que uno de hace años o viceversa. El buen libro tiene siempre fecha de nacimiento, pero no de caducidad.

El lector/a podrá preguntar ahora “¿y por qué los recoges?” La respuesta no es sencilla de dar. Digamos que me he convertido, y autoconvencido, en una especie de guardián de libros y mi casa en un cementerio de los mismos. No acumulo libros por fetichismo, sino por una especie de humanidad literaria para que no acaben en una trituradora de reciclaje.

Todos los bibliófilos somos conscientes de que los libros valen un dinero importante. Por desgracia no todo el mundo tiene acceso a la lectura. También ocupan espacio. Y a su vez dentro de ese espacio estamos en una guerra perpetua frente a la acumulación de polvo y pequeños insectos y parásitos que pueden ir devorando paulatinamente nuestros libros. A lo que igualmente se une las características ambientales de tener que luchar contra una fuerte humedad o sequedad excesiva. Tenemos que tener sumo cuidado y mantenimiento en nuestras bibliotecas para que nuestros libros duren muchos años en condiciones perfectas o al menos aceptables.

Llegado un momento en mi vida me dije ¿para qué comprar más libros? ¿para qué seguir acumulando volúmenes pagados de mi bolsillo si ya por ley natural no voy a poner leerlos todos? Por su puesto no soy un onanista de mi biblioteca y tengo un principio solidario de regalar aquellos libros que a mí no me han satisfecho como lector. Siempre he sido de la firme opinión de que porque un libro no me haya gustado a mí no significa que no te pueda gustar a ti. También suelo dar libros a asociaciones que trabajan en zonas necesitadas donde luchan contra el analfabetismo o quieren fomentar la lectura. Todo esto me ayuda a dar fluidez a mi biblioteca y ganar espacio. El hecho de comprar libros para luego tenerlo en las estanterías hasta saber cuándo lo podré leer es algo que lo veo una estupidez.

Por eso abrí este articulo con las palabras de Diane Setterfield. Como lectores debemos ponernos unos límites coherentes. Cada cual el suyo. Porque a lo mejor el límite coherente de la persona A son 500 libros y el de la persona B son 5000. Yo seguiré almacenando libros mientras tenga espacio físico y de manera ordenada. Soy consciente de que muchos se quedaran por leer. Y tal vez cuando haya trascendido esos libros acaben en un punto limpio. Si tuviera que llevarme algo cuando muriera estoy casi seguro que sería mi biblioteca. Pero hace años, como dije más arriba, me convertí en un guardián de libros y depositario de los mismos. Creo que llegará un momento que acceder a los libros, sea en formato papel o electrónico, será aún más complicado. El hecho de que haya personas que tengamos una biblioteca, da igual el número de volúmenes, ordenada y bien conservada serán puntos de resistencia cultural frente a la mediocridad imperante. Soy consciente de mi limite como lector. Pero a la vez soy consciente de que los libros en formato papel deben ser conservados. Bien durmiendo el sueño de los justos o bien dándoles nueva vida en mano de otros lectores.

¿Quiere decir esto que en el blog no puede aparecer una novedad literaria? Ni mucho menos. El blog no está cerrado, y nunca lo estará, hacia publicaciones recientes.

Los que lleven tiempo siguiéndome saben que mayoritariamente aquí se referencia novela. Paradójicamente yo soy lector mayoritario de ensayo. Pero el ensayo es tan dado a confrontaciones de todo tipo, muchas veces no de forma positiva, que me abstengo de referenciarlos. Alguno suele aparecer en el blog a cuentagotas, pero poco más. Prefiero traer novela que es lo que más gente lee y que en estos tiempos tan raros que vivimos no está tan sometida a ese duelo pro vs contra.

Quería aclarar este tema pues son preguntas que van naciendo a través del tiempo y que yo con todo placer respondo.

Saludos y buenos libros.

martes, 15 de agosto de 2023

Por un maldito anuncio.

 

 

Género: Novela.

Autor: Miguel Ángel Mendo (España).

Año de publicación: 1990.

«No era como otras veces, que abres los ojos y ya estás despierto, no. Aquel día tenía el sueño pesado y el teléfono, una máquina de hacer ruido que había sobre mi mesilla, tuvo que sonar unas cuantas veces antes de hacerme regresar al mundo de los vivos. Metí la cabeza debajo de la almohada cuando noté que lo estaba cogiendo, pero aquel trasto seguía machacándome el cerebro, así que no tuve más remedio que coger el auricular. De buena gana lo hubiese hecho añicos con un martillo de picapedrero…»

 

Novela juvenil y Premio Lazarillo 1989.

Este es un libro que me ha sorprendido por lo interesante de su trama. No obstante Miguel Ángel Mendo es un afamado psicólogo que conoce muy bien la realidad de la mente infantil y a la vez las miserias humanas. En la época que fue publicado era políticamente muy incorrecto, e incluso con partes de la historia que hoy en día, igual que ayer chocan, ante la degradación moral de la sociedad.

Tiene unos personajes totalmente estructurados en el papel que les corresponde siendo sus protagonistas Rafael Mundo (escritor) y Matías (un joven lector de diez años).

Mundo debe realizar la campaña publicitaria de unas galletas, pero no se le ocurre nada brillante. Por otro lado, Matías le encarga que le escriba un cuento para el cumpleaños de su amiga Chelo. Mundo empieza a conocer al Matías y se sorprende con las ideas estupendas para el anuncio que tiene el niño.

Ahí empieza una serie de circulo vicioso de mentiras, engaños, dinero que atrapan a los personajes siendo el terreno de juego una misteriosa agencia publicitaria. Así, Matías cae en las redes de la empresa, que en realidad se dedica a la caza de cerebros infantiles.

Esta historia refleja ese mundo subyacente lleno de claroscuros donde en el afán del dinero los personajes no vacilan en degradarse moralmente, explotar a los niños, manipular las conciencias a través de la publicidad o utilizar los avances de la ciencia en contra de la sociedad aprovechándose de los apuros económicos y las familias afectadas por el paro. ¿Acaso a cambiado algo en la triste realidad actual?

El desenlace de esta historia es muy inesperado. Es una trama que bien la odias por sus personajes o la amas por su mensaje. Un libro valiente y realista sobre la explotación infantil. Habiéndola incluido Barco de Vapor en su Serie Roja creo que fue todo un acierto, pues este es de esos libros que la juventud debe de leer y reflexionar. Y más en estos tiempos donde tecnología y dinero “fácil” van de la mano.

Mi valoración 4/5.

Saludos y buenos libros.

lunes, 14 de agosto de 2023

Lecturas de la preadolescencia.

 


Hace un tiempo perdidos en mi biblioteca encontré varios libros de mi época en la EGB de la editorial Edebé. Ya el año pasado había traído uno a colación y ahora traigo otros dos, aunque tengo más. Estos libros no recuerdo bien sí se leían uno por curso o cada trimestre. ¿O era por vacaciones? Todo esto a su vez acompañado de libros de la mítica colección del Barco de Vapor. En aquellos tiempos la verdad que nos hacían leer bastante.

Ayer me leí de golpe estos dos ejemplares. Tras muchísimos años sin abrirlos he descubierto, en aquel momento nuestras jóvenes mentes no eran muy conscientes de ello y tampoco se daban las circunstancias para tal fin, de que estos dos libros eran totalmente visionarios. Por un lado “Historias secretas del Espacio” está ambientado en la década de los años 40 del siglo XXI y se describe las aventuras de tres astronautas, americano, ruso y chino en el Espacio. Y la verdad es que con lo que sabemos hoy en día y lo que está en investigación es un libro bastante avanzado a su tiempo. Incluso hay unas partes de la historia que me da que sospechar, los tres protagonistas se reúnen anualmente en Suiza, donde ya se deja entrever la caída de la civilización europea, esa porquería globalista que conocemos por UE, y el auge de China. En la misma mesa se sientan como amigos Estados Unidos, Rusia y China. Aunque en el futuro distópico no veo yo a Estados Unidos ya ni siquiera como la nación que conocemos ahora.

Sobre “Fragancia radiactiva” es otro libro que por un lado distingue esa España profunda, despoblada y aún con cierto toque cainita. En eso hemos cambiado poco. Pero a la vez es un libro con una fuerte enseñanza naturalista y de conservación del medio ambiente y defensa de los animales. Lo que en sus líneas contienen son muchas de las cosas que hoy están pasando. Incluso ya habla de la robótica y la inteligencia artificial como el mejor amigo y complemento del hombre.

En aquel momento eran utopías estas historias… no voy a extenderme más porque todos somos conscientes del relanzamiento de la carrera espacial y de cómo está de mal nuestro planeta.

Para finalizar cuento la anécdota de que a medida que iba leyendo, en hojas seguramente estudiadas que fueran en esos tramos, había palabras erróneas. Y recordé que en los trabajos que debíamos realizar sobre estos libros había que referenciar palabra mal escrita y página de la misma y su correcta aserción ortográfica y gramatical.

En fin, lo que siempre les digo. Lean. Lean mucho y despierten la mente. Vivirán más libres.