Género: Novela (Ciencia ficción).
Autor: Alfred E. van Vogt (Canadá).
Año de publicación: 1950.
«Coeurl merodeaba sin pausa. La noche oscura, sin luna, casi sin estrellas, se resistía ante el alba rojiza y lúgubre que se arrastraba por la izquierda. Era una luz vaga que no daba ninguna sensación de calor. Poco a poco, esa luz fue mostrando un paisaje de pesadilla.
Alrededor de Coeurl cobraron forma unas piedras negras, melladas, y una llanura negra y sin vida. Por encima del horizonte grotesco miraba un sol rojo pálido. Unos dedos de luz hurgaban entre las sombras, y aún no había rastros de la familia de criaturas de id que llevaba siguiendo casi cien días…»
Esta obra no sólo es una novela con peligrosos alienígenas, sino toda una reflexión sobre los conflictos que se generan dentro de cualquier sociedad que no esté bien equilibrada. En sí en Beagle es un crisol de culturas y nacionalidades que forma una nueva Babel en forma de una gigantesca nave dimensionada en 3 Km2 construida para la misión de exploración cósmica más grande a nivel científico y militar a la que se ha lanzado la Humanidad.
El Beagle se encontrará en su viaje por el Cosmos con peligrosos alienígenas que amenazan tanto a la nave como a sus tripulantes. Tripulantes que no son unos cualquiera, pues todos son eminencias en sus respectivos campos científicos y humanísticos. Pero si hay alguien que sobresale entre los demás es el nexialista Eliott Grosvenor.
Grosvenor es sin lugar a dudas unos de los personajes literarios más fascinantes que he leído en los últimos años, pues despliega un marco mental y ético superior. En este caso el Nexialismo, ciencia que pretende integrar los conocimientos de otras ciencias, hoy podríamos definirla como metaciencia, y es la solución que él utiliza, junto a los aportes de la tripulación, para poder hacer frente a los innumerables peligros que los acometen. Tripulación que paradójicamente está formada sólo por hombres a los que se les administra una solución química, ¿tal vez bromuro?, para mitigar sus necesidades físicas
Otro personaje que me ha llamado poderosamente la atención es Korita, arqueólogo, que utiliza la teoría de la historia cíclica y de cómo se puede clasificar una civilización en función de su estado de desarrollo, como palanca deductiva para que Grosveor y la tripulación pueda solventar los distintos problemas que surgen en el Beagle.
Para él la Humanidad está en lo que llama sociedad invernal, una sociedad cuyos individuos ya no creen en la superstición ni la religión, sino en sus conocimientos científicos y en la ley del más fuerte.
Historia donde van Vogt la llena de monstruos alienígenas que habrá que vencer con inteligencia emanada del nexialismo. Desde seres letales para dar caza y muerte a humanos, otros con poderosos poderes mentales, otra raza que pueden cambiar toda su estructura atómica…
La he disfrutado mucho, pues mantiene al lector en una tensión constante ante la adversidad coyuntural a la que los protagonistas son sometidos. Pese a que aún nos queda una larga senda tecnológica para poder materializar lo que van Vogt imaginaba en este libro sí que pone sobre la mesa temas como la conducta humana en largos viajes a nivel cosmonáutico y los seres que la humanidad podría encontrarse en una expedición de tal calibre.
Y también, esto me lo reservaba para el final, de tener cuidado de con quién se contacta ahí fuera, Stephen Hawking nos advirtió sobre ello, porque uno de los principales problemas de Beagle es que por inquietudes científicas recoge pasajeros que no debe… y sí, de este libro se basaron para crear una de las sagas de ciencia ficción de mayor culto en la historia del cine como es Alíen el octavo pasajero y otra saga de culto como la serie televisiva Star Trek.
Mi valoración es 5/5.
Saludos y buenos libros.
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