sábado, 23 de abril de 2022

Los Libros. Esos tesoros en papel.

El Quijote. El más insigne libro en lengua castellana e imagen icónica de España. Con él, Miguel de Cervantes alcanzó la inmortalidad.

 

Hoy es San Jorge y también el Día del Libro. Los que siguen con asiduidad este blog habrán comprobado que de vez en cuando hago alguna cita de algún libro, doy algún título, suelo fotografiar la portada del libro y demás. Creo que cuando tenemos un blog, sea de cualquier temática, es muy importante documentarse del tema a escribir porque eso enriquece el texto y su posterior lectura. No significa esto que yo empezara a leer libros cuando inicié este blog. Cuando eso ya servidor tenia en su biblioteca algunos miles de libros.

En los últimos tiempos, hablando en forma general, suelo leer mucho ensayo. Hay una frase que dice que el saber no ocupa lugar. Pienso que el que dijo eso pocos libros leyó en su vida. Porque el saber sí ocupa lugar. Y dinero. Pero cuando a uno le gusta leer, y eso lo comprenderán bien las personas que amen la lectura, el tener una biblioteca no es solo tener libros. O visto desde una idea más simple, el tener papel acumulado. El tener una biblioteca es otra cosa de dimensiones cósmico-espirituales. Eso tener una parte de la casa sacralizada. Un rincón solo para el lector y sus libros donde ambos entran en otro mundo. Porque es un pequeño templo de la cultura. Uno a veces mira y dice tremenda cantidad de espacio ocupada. Y cuando ya los estantes se van abigarrando de libros nos hacemos el interrogante de ¿y qué hago? Es una mezcla entre orgullo y preocupación. Hace poco oía a una influencer del mundo de la decoración decir que no se debían tener más de 30 libros en una casa. Sí señora mañana mismo voy y los tiro al contenedor del papel porque es la moda. Pero en fin cada uno sabrá sus cosas.

Pero no quiero que este escrito se ciña a hablar de mi biblioteca. Porque les aseguro que no hay dos bibliotecas iguales y en cualquier lugar hay cada biblioteca particular que ya me gustaría tener esos libros. Hace unos meses caminando por el Casco antiguo de mi pueblo vi una ventana abierta a nivel de calle. Que magnifica biblioteca antigua… Yo no salté la ventana por ser delito. Pero me hubiera encantado haber pasado unos minutos oteando lo que contenían aquellas estanterías… Santuario de la cultura…  Pero quiero también hablar del libro en general.

Al mundo del libro por desgracia, cómo a todo en esta sociedad, ha llegado el mercantilismo, pero ya no de la forma natural de querer sacar beneficios, sino del vil mercantilismo. Empiezo así de claro porque el universo del libro ya no es lo qué era. Naturalmente se escribe y edita para ganar dinero. Pero veo cosas que no comprendo. Una, por el cambio tan drástico de las filosofías de ventas de las editoriales, y dos, por el salto del libro al mundo digital. Personalmente creo que hay muy buenos escritores pero que muchos trabajos se están quedando durmiendo un sueño injusto en gavetas al no tener los profesionales de la escritura posibilidades de que se publiquen sus obras. Y esto lo digo porque cada día veo en el mercado más libros escritos por políticos y vividores que libros escritos por quienes de verdad tiene vocación de escribir. Porque para escribir indudablemente hay que tener vocación. Obviamente las editoriales son privadas y allá ellos. Pero creo que deberían hacer una reflexión de lo qué de verdad se publica y a quién se premia. Por eso admiro a esas editoriales pequeñas que se la juegan y publican libros de autores nuevos y humildes.

El noble arte de escribir es algo que a mi me suscita un gran respeto. No todo el mundo puede serlo. Yo el primero que ojalá tuviera talento para ello. Pero el generar contenido y con ello estructurar una historia no es tema baladí. Para eso hay que tener buena manera y saber pulirse muy bien. Un buen escritor puede triunfar y vivir de ello. Aunque muchos/as son los llamados y pocos los elegidos.

En estos tiempos de las editoriales dicen que se están reinventando, pero oyendo lo que se oye de los precios que pagan por un libro a gente sin talento para la escritura, posiblemente les escriban hasta el libro, pues a mí me repugna que se hayan descartado tal vez 3 buenas publicaciones para publicarle un libro a un farsante. Sea político, empresario, famoso, etc. Y encima los precios de los libros carísimos. Con una calidad de papel a medio y largo plazo fatal. Sea cual sea la editorial ¿saben que un libro estando en un lugar a temperatura ambiente y aunque esté bien cuidado su vida es de 70 años?  A todos nos ha pasado de comprar un libro y en menos de un año empezar a amarillearse sus páginas. Pero me hace gracia que luego tengo publicaciones con más de 50 años y están los bordes de las páginas algo amarillos, que es natural, pero el interior perfecto. Pero eso sí, un buen libro de tapa dura no lo consigues por menos de 20 €. Y se amarillean todos. Con lo cual parte de mi biblioteca puede perderse en unas décadas. Pero lo dicho, las editoriales que hagan lo que quieran.

Aparte de las editoriales están luego los escritores. Naturalmente, cómo en todas las profesiones, hay escritores mejores que otros. Hay quién escribe un libro y es un fenómeno mundial. Hay quien escribe diez y nunca acaba de triunfar. Yo he tenido grandes decepciones con este tema. Comprarme un libro que no me llena y defraudarme.

Personalmente considero que tengo pequeños tesoros con los libros. Unos tendremos más volúmenes, otros menos y de temáticas distintas. Seguro que en muchos libros coincidiremos, pero como dije más arriba no hay dos bibliotecas iguales. Tengo la suerte de tener una biblioteca, como yo siempre digo, comprada, heredada y regalada. Por lo cual me ha permitido tener acceso a volúmenes ya inexistentes o difíciles de conseguir. Tenía un profesor que decía que lo ideal es que de cada 10 libros que se lean 7 sean ensayos, 2 biografías y 1 novela. Pero que la cruda realidad es que se leen 9 novelas y a lo sumo 1 ensayo o una biografía. No manejo estadísticas, pero intuyo que vender ensayo es cosa complicada. Porque el gusto del lector va más enfocado hacia la novela. Hay gente que se va haciendo una biblioteca paulatinamente a base de las últimas novedades. Otros pues tenemos mezcla de todo un poco y ya las grandes bibliotecas suelen ser libros en su mayoría antiguos. El problema es cuando el libro se “muere”.

Digo que se “muere” porque todo libro cuando se descataloga las editoriales tengo entendido que se quedan con 10 copias y el resto lo reciclan. Antes directamente los incineraban. Y ya esos libros solo quedan a nivel de stock en las librerías y alguna distribuidora. Luego están las personas que compran libros, los leen y se quedan en una librería cogiendo polvo. Esa es otra forma de muerte que tiene el libro. Porque cuando lo lees, pero después no lo relees, lo consultas o le das alguna función cultural ese libro queda desahuciado.

La forma de distribuirlos es fácil. Se deja el libro en cualquier lugar céntrico con una nota explicando que ese libro no puede morir en una biblioteca y que si a mi no me ha gustado su historia tal vez a ti sí te llene. Hace un tiempo estuve meditando el desgajarme de forma masiva de una parte de mi biblioteca personal. Cómo he dicho de libros que a mí no me han llenado pero que no quiero que “mueran”. Pero luego llegué a la conclusión de ¿vale la pena hacerlo? Primero porque no tengo muy claro si ese libro llegará a dónde quiero que llegue. Que es a las manos de un lector interesado. Porque si dejo el libro en cualquier lugar y nadie lo quiere ese libro lo recoge el barrendero, que también lo puede leer, o acabar en el correspondiente containe de reciclaje. Y otra de las cosas que me echó para atrás fue si de verdad estoy dispuesto a desprenderme de parte de mis libros. Aun admitiendo de que no me han llenado. A los bibliófilos nos cuesta mucho despegarnos de los libros. Yo ni siquiera presto (eso es sacrilegio y por tanto anatema). Tampoco pido prestado. Muchos/as somos fetichistas a más no poder. Los ordenamos por temática, orden alfabético… Que si ensayo, novela, biografía… Cada cierto tiempo los sacamos de los estantes, los limpiamos.  Los consultamos, buscamos referencias y un largo etc de esos amantes en papel que tenemos. ¿Qué le vamos a hacer? Oor eso yo deseché aquella idea.

Mi idea era dejarlos por varios puntos y subir la imagen a las redes sociales y el primer interesado que llegara se lo quedara. Aparte de que sería una buena forma de retroalimentación porque si muchas personas hacemos lo mismo a lo mejor tú te llevas mi libro y yo el tuyo. Y empezamos entre muchas personas una circulación de intercambio callejero de libros que personalmente creo que aporta mucho a nivel cultural. Si veo que alguien lo hace prometo mover ficha. Anímense si tienen libros en casa y no saben qué hacer con ellos.

Hacerse una biblioteca es caro. Lo sé. Una vez compré un libro vía online, en aquella época el comercio electrónico estaba aún en pañales, y ni yo me di cuenta ni lo especificaba en la web (web muy famosa por cierto) y no se me ocurrió otra cosa que enviármelo a Canarias. Cuando llegó fueron 24 € tuve que pagar 20 € de aduana. Y ese es otro problema que tenemos aquí. Ahora estoy hbalando particularmente de mi Región.

Que hay múltiples publicaciones que no llegan al Archipiélago porque las distribuidoras y libreros no pueden hacer frente a los gastos de aduanas. Y encima para más fastidiar las editoriales peninsulares tampoco están muy por la labor de ceder en Canarias sus derechos de impresión. Con lo cual me obligan o a la compra online y a gastarme el doble, a la compra en webs generalistas de ventas o a ir a la Península y comprarlo allí en formato papel. Y a veces lo mejor es esta última opción pues las webs de ventas tampoco lo distribuyen hacia las islas. La verdad es que es un tema que el Ministerio de Cultura y los de Hacienda deberían remediar. Por eso digo que el libro electrónico tendrá sus defectos, pero también sus virtudes. Alguien compra un libro digitalizado lo sube a la red y ya todo el mundo accede a él.

No sé cómo serán los procesos actualmente de ventas porque sinceramente no estoy comprando libros catalogados en el presente. Quitando los que me han traído aun tengo pendientes de leer y ya mi nivel de lectura ha bajado. Leerme esa media que tenia entre 17 y 20 libros anuales pues ha menguado bastante. Y ahora esto no lo digo por hacer publicidad porque les aseguro que no gano nada y a la vez creo que estoy perjudicando a las librerías. Pero si quieren ampliar o empezar ha hacerse una biblioteca les recomiendo en estos tiempos que vayan a las tiendas de segunda mano. O ya si se lo pueden permitir pues acudan a las librerías de viejo en donde ya no hay gangas sino joyas. Eso sí, no hay nada como ir a tu librería de toda la vida de trato personalizado y ver el stock. Esto es un vicio caro, pero sanísimo. Para mí es algo que si perdiera mi biblioteca yo no sé si moriría, pero cogería cama por depresión seguro. No sé cómo definir lo que sentiría.

En definitiva, cuidemos los libros y démosles vida. Como dice un conocido mío llenémoslos de nuestras energías telúricas.

Se habrá dado cuenta lector/a que no he querido entrar a opinar sobre la literatura de manera más concreta. Ahí cada cual tendrá sus gustos. Eso daría para otra amplia publicación. Pero sí quería decir que los castellano hablantes nada debemos de envidiar a la excelente y extensa literatura foránea. Si los sajones tienen a Shakespeare, los franceses tienen a Víctor Hugo, los italianos a Boccaccio entre otros, nosotros tenemos a Cervantes y una larga lista de autores/as a lo largo de los siglos. Y debemos reivindicar la literatura y lengua castellana que es seña de nuestra identidad no sólo llegada estas fechas. Cada cuál tiene sus autores y libros de cabecera.

Feliz Día del libro y felicidades para los Jorge, Georginas y demás. Y si regalan hoy un libro y una rosa quedan como damas y caballeros.

Saludos y buenos libros.

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