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El Quijote. El más insigne libro en lengua castellana e imagen icónica de España. Con él, Miguel de Cervantes alcanzó la inmortalidad.
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Hoy
es San Jorge y también el Día del Libro. Los que siguen con asiduidad este blog
habrán comprobado que de vez en cuando hago alguna cita de algún libro, doy algún
título, suelo fotografiar la portada del libro y demás. Creo que cuando tenemos
un blog, sea de cualquier temática, es muy importante documentarse del tema a escribir
porque eso enriquece el texto y su posterior lectura. No significa esto que yo
empezara a leer libros cuando inicié este blog. Cuando eso ya servidor tenia en
su biblioteca algunos miles de libros.
En
los últimos tiempos, hablando en forma general, suelo leer mucho ensayo. Hay
una frase que dice que el saber no ocupa lugar. Pienso que el que dijo eso pocos
libros leyó en su vida. Porque el saber sí ocupa lugar. Y dinero. Pero cuando a
uno le gusta leer, y eso lo comprenderán bien las personas que amen la lectura,
el tener una biblioteca no es solo tener libros. O visto desde una idea más simple,
el tener papel acumulado. El tener una biblioteca es otra cosa de dimensiones cósmico-espirituales.
Eso tener una parte de la casa sacralizada. Un rincón solo para el lector y sus
libros donde ambos entran en otro mundo. Porque es un pequeño templo de la
cultura. Uno a veces mira y dice tremenda cantidad de espacio ocupada. Y cuando
ya los estantes se van abigarrando de libros nos hacemos el interrogante de ¿y qué
hago? Es una mezcla entre orgullo y preocupación. Hace poco oía a una
influencer del mundo de la decoración decir que no se debían tener más de 30
libros en una casa. Sí señora mañana mismo voy y los tiro al contenedor del
papel porque es la moda. Pero en fin cada uno sabrá sus cosas.
Pero
no quiero que este escrito se ciña a hablar de mi biblioteca. Porque les aseguro
que no hay dos bibliotecas iguales y en cualquier lugar hay cada biblioteca particular
que ya me gustaría tener esos libros. Hace unos meses caminando por el Casco
antiguo de mi pueblo vi una ventana abierta a nivel de calle. Que magnifica biblioteca
antigua… Yo no salté la ventana por ser delito. Pero me hubiera encantado haber
pasado unos minutos oteando lo que contenían aquellas estanterías… Santuario de
la cultura… Pero quiero también hablar
del libro en general.
Al
mundo del libro por desgracia, cómo a todo en esta sociedad, ha llegado el
mercantilismo, pero ya no de la forma natural de querer sacar beneficios, sino
del vil mercantilismo. Empiezo así de claro porque el universo del libro ya no
es lo qué era. Naturalmente se escribe y edita para ganar dinero. Pero veo
cosas que no comprendo. Una, por el cambio tan drástico de las filosofías de
ventas de las editoriales, y dos, por el salto del libro al mundo digital. Personalmente
creo que hay muy buenos escritores pero que muchos trabajos se están quedando
durmiendo un sueño injusto en gavetas al no tener los profesionales de la
escritura posibilidades de que se publiquen sus obras. Y esto lo digo porque
cada día veo en el mercado más libros escritos por políticos y vividores que
libros escritos por quienes de verdad tiene vocación de escribir. Porque para
escribir indudablemente hay que tener vocación. Obviamente las editoriales son
privadas y allá ellos. Pero creo que deberían hacer una reflexión de lo qué de
verdad se publica y a quién se premia. Por eso admiro a esas editoriales
pequeñas que se la juegan y publican libros de autores nuevos y humildes.
El
noble arte de escribir es algo que a mi me suscita un gran respeto. No todo el mundo
puede serlo. Yo el primero que ojalá tuviera talento para ello. Pero el generar
contenido y con ello estructurar una historia no es tema baladí. Para eso hay que
tener buena manera y saber pulirse muy bien. Un buen escritor puede triunfar y vivir
de ello. Aunque muchos/as son los llamados y pocos los elegidos.
En
estos tiempos de las editoriales dicen que se están reinventando, pero oyendo
lo que se oye de los precios que pagan por un libro a gente sin talento para la
escritura, posiblemente les escriban hasta el libro, pues a mí me repugna que se
hayan descartado tal vez 3 buenas publicaciones para publicarle un libro a un
farsante. Sea político, empresario, famoso, etc. Y encima los precios de los
libros carísimos. Con una calidad de papel a medio y largo plazo fatal. Sea
cual sea la editorial ¿saben que un libro estando en un lugar a temperatura
ambiente y aunque esté bien cuidado su vida es de 70 años? A todos nos ha pasado de comprar un libro y
en menos de un año empezar a amarillearse sus páginas. Pero me hace gracia que
luego tengo publicaciones con más de 50 años y están los bordes de las páginas
algo amarillos, que es natural, pero el interior perfecto. Pero eso sí, un buen
libro de tapa dura no lo consigues por menos de 20 €. Y se amarillean todos.
Con lo cual parte de mi biblioteca puede perderse en unas décadas. Pero lo
dicho, las editoriales que hagan lo que quieran.
Aparte
de las editoriales están luego los escritores. Naturalmente, cómo en todas las
profesiones, hay escritores mejores que otros. Hay quién escribe un libro y es
un fenómeno mundial. Hay quien escribe diez y nunca acaba de triunfar. Yo he tenido
grandes decepciones con este tema. Comprarme un libro que no me llena y
defraudarme.
Personalmente
considero que tengo pequeños tesoros con los libros. Unos tendremos más
volúmenes, otros menos y de temáticas distintas. Seguro que en muchos libros coincidiremos,
pero como dije más arriba no hay dos bibliotecas iguales. Tengo la suerte de
tener una biblioteca, como yo siempre digo, comprada, heredada y regalada. Por
lo cual me ha permitido tener acceso a volúmenes ya inexistentes o difíciles de
conseguir. Tenía un profesor que decía que lo ideal es que de cada 10 libros
que se lean 7 sean ensayos, 2 biografías y 1 novela. Pero que la cruda realidad
es que se leen 9 novelas y a lo sumo 1 ensayo o una biografía. No manejo estadísticas,
pero intuyo que vender ensayo es cosa complicada. Porque el gusto del lector va
más enfocado hacia la novela. Hay gente que se va haciendo una biblioteca
paulatinamente a base de las últimas novedades. Otros pues tenemos mezcla de
todo un poco y ya las grandes bibliotecas suelen ser libros en su mayoría antiguos.
El problema es cuando el libro se “muere”.
Digo
que se “muere” porque todo libro cuando se descataloga las editoriales tengo
entendido que se quedan con 10 copias y el resto lo reciclan. Antes
directamente los incineraban. Y ya esos libros solo quedan a nivel de stock en
las librerías y alguna distribuidora. Luego están las personas que compran
libros, los leen y se quedan en una librería cogiendo polvo. Esa es otra forma
de muerte que tiene el libro. Porque cuando lo lees, pero después no lo relees,
lo consultas o le das alguna función cultural ese libro queda desahuciado.
La
forma de distribuirlos es fácil. Se deja el libro en cualquier lugar céntrico
con una nota explicando que ese libro no puede morir en una biblioteca y que si
a mi no me ha gustado su historia tal vez a ti sí te llene. Hace un tiempo estuve
meditando el desgajarme de forma masiva de una parte de mi biblioteca personal.
Cómo he dicho de libros que a mí no me han llenado pero que no quiero que “mueran”.
Pero luego llegué a la conclusión de ¿vale la pena hacerlo? Primero porque no
tengo muy claro si ese libro llegará a dónde quiero que llegue. Que es a las
manos de un lector interesado. Porque si dejo el libro en cualquier lugar y
nadie lo quiere ese libro lo recoge el barrendero, que también lo puede leer, o
acabar en el correspondiente containe de reciclaje. Y otra de las cosas que me
echó para atrás fue si de verdad estoy dispuesto a desprenderme de parte de mis
libros. Aun admitiendo de que no me han llenado. A los bibliófilos nos cuesta
mucho despegarnos de los libros. Yo ni siquiera presto (eso es sacrilegio y por
tanto anatema). Tampoco pido prestado. Muchos/as somos fetichistas a más no
poder. Los ordenamos por temática, orden alfabético… Que si ensayo, novela, biografía…
Cada cierto tiempo los sacamos de los estantes, los limpiamos. Los consultamos, buscamos referencias y un largo
etc de esos amantes en papel que tenemos. ¿Qué le vamos a hacer? Oor eso yo deseché
aquella idea.
Mi
idea era dejarlos por varios puntos y subir la imagen a las redes sociales y el
primer interesado que llegara se lo quedara. Aparte de que sería una buena
forma de retroalimentación porque si muchas personas hacemos lo mismo a lo
mejor tú te llevas mi libro y yo el tuyo. Y empezamos entre muchas personas una
circulación de intercambio callejero de libros que personalmente creo que
aporta mucho a nivel cultural. Si veo que alguien lo hace prometo mover ficha. Anímense
si tienen libros en casa y no saben qué hacer con ellos.
Hacerse
una biblioteca es caro. Lo sé. Una vez compré un libro vía online, en aquella época
el comercio electrónico estaba aún en pañales, y ni yo me di cuenta ni lo especificaba
en la web (web muy famosa por cierto) y no se me ocurrió otra cosa que enviármelo
a Canarias. Cuando llegó fueron 24 € tuve que pagar 20 € de aduana. Y ese es
otro problema que tenemos aquí. Ahora estoy hbalando particularmente de mi Región.
Que
hay múltiples publicaciones que no llegan al Archipiélago porque las distribuidoras
y libreros no pueden hacer frente a los gastos de aduanas. Y encima para más
fastidiar las editoriales peninsulares tampoco están muy por la labor de ceder
en Canarias sus derechos de impresión. Con lo cual me obligan o a la compra
online y a gastarme el doble, a la compra en webs generalistas de ventas o a ir
a la Península
y comprarlo allí en formato papel. Y a veces lo mejor es esta última opción
pues las webs de ventas tampoco lo distribuyen hacia las islas. La verdad es
que es un tema que el Ministerio de Cultura y los de Hacienda deberían
remediar. Por eso digo que el libro electrónico tendrá sus defectos, pero
también sus virtudes. Alguien compra un libro digitalizado lo sube a la red y
ya todo el mundo accede a él.
No
sé cómo serán los procesos actualmente de ventas porque sinceramente no estoy
comprando libros catalogados en el presente. Quitando los que me han traído aun
tengo pendientes de leer y ya mi nivel de lectura ha bajado. Leerme esa media
que tenia entre 17 y 20 libros anuales pues ha menguado bastante. Y ahora esto
no lo digo por hacer publicidad porque les aseguro que no gano nada y a la vez creo
que estoy perjudicando a las librerías. Pero si quieren ampliar o empezar ha hacerse
una biblioteca les recomiendo en estos tiempos que vayan a las tiendas de
segunda mano. O ya si se lo pueden permitir pues acudan a las librerías de
viejo en donde ya no hay gangas sino joyas. Eso sí, no hay nada como ir a tu
librería de toda la vida de trato personalizado y ver el stock. Esto es un vicio
caro, pero sanísimo. Para mí es algo que si perdiera mi biblioteca yo no sé si moriría,
pero cogería cama por depresión seguro. No sé cómo definir lo que sentiría.
En
definitiva, cuidemos los libros y démosles vida. Como dice un conocido mío llenémoslos
de nuestras energías telúricas.
Se
habrá dado cuenta lector/a que no he querido entrar a opinar sobre la
literatura de manera más concreta. Ahí cada cual tendrá sus gustos. Eso daría
para otra amplia publicación. Pero sí quería decir que los castellano hablantes
nada debemos de envidiar a la excelente y extensa literatura foránea. Si los
sajones tienen a Shakespeare, los franceses tienen a Víctor Hugo, los italianos
a Boccaccio entre otros, nosotros tenemos a Cervantes y una larga lista de
autores/as a lo largo de los siglos. Y debemos reivindicar la literatura y
lengua castellana que es seña de nuestra identidad no sólo llegada estas fechas.
Cada cuál tiene sus autores y libros de cabecera.
Feliz
Día del libro y felicidades para los Jorge, Georginas y demás. Y si regalan hoy
un libro y una rosa quedan como damas y caballeros.
Saludos
y buenos libros.