Mítica portada para varias generaciones de lectores. Un icono de la literatura castellana. |
Género: Novela, cuento infantil.
Autor: Juan Muñoz Martín (España).
Año de publicación: 1980
“Pues señor: esto eran veinte frailes que vivían en un convento muy antiguo, cerquita de Salamanca. Todos llevaban la cabeza pelada, todos llevaban una barba muy blanca, todos vestían un habito remendado, todos iban en fila, uno detrás de otro, por los inmensos claustros…”
Querido lector/a de la Biblioteca Hiperbórea dadme el beneficio de la licencia de que el primer artículo que vea la luz en este blog sea el maravilloso libro “Fray Perico y su borrico” de Juan Muñoz Martín. Imposiciones románticas y nostálgicas, y con gran placer, me llevan a empezar esta singladura haciendo referencia a esta obra, que más que un libro, es un símbolo de varias generaciones. Tal vez dirán libro “egebero”, pero su trascendencia, felizmente, ha sobrepasado las generaciones EGB y las que han venido después.
Todos tenemos un libro que nos marcó en la infancia. En mi época infantil solían ser los de la mítica serie Barco de Vapor. Con ella se nos introducía en el fascinante mundo de la lectura. Otros, como es mi caso, ya teníamos costumbre de lectura pues en nuestros hogares existía la sana costumbre de poseer biblioteca . Pero cuando se llegaba a cierta edad, como a partir de los nueve años, que es la serie naranja del Barco de Vapor y donde estaba encuadrado este libro ya había cierto punto de inflexión de si la lectura atrapaba o no. Y para mí, Fray Perico y su borrico ha ejercido durante décadas como banderín de enganche a la lectura a miles, tal vez millones, de niños y niñas. Porque este libro llega en un momento en que la mente infantil ya ha tenido su primer sesgo y se va abandonando la infancia para entrar en el mundo de la adolescencia. O pre adolescencia según los cánones psicológicos de hoy en día.
Imbuirse en las páginas de esta obra de don Juan Muñoz es entrar en un mundo lleno de valores por desgracia hoy perdidos. La amistad, la paciencia, la bondad, la aceptación de responsabilidades… Todo eso fluye alrededor de Fray Perico. Un fraile tan simple y humilde que yo diría que es hasta un místico.
A lo largo de mi vida, en diversas etapas unas buenas y otras no tantas, he releído de nuevo el libro. Y en cada una de ellas he sacado nuevas enseñanzas y descubierto nuevos mensajes. Será un libro a partir de los nueve años, pero es un libro valido para todas las edades, pues tiene un marchamo de tal autenticidad y altura de valores humanos que es imposible ser impasible al mismo. Tal vez ese sea el secreto de su éxito. El reencontrarnos con nosotros mismos. El evocar recuerdos de la niñez. El ver en lo simple y escondido la felicidad de este mundo. El ver representado en Fray Perico el empuje de una juventud aguerrida, pero a la vez que debe ser formada por sus mayores. Por aquellos hombres de cabeza pelada y barbas blancas. Pues esta es una historia de dos generaciones muy distintas, pero que necesitan entrar en simbiosis la una con la otra para poder avanzar.
Todas estas enseñanzas cuando un niño/a en su cerebro que todo lo absorbe, y tiene un buen nivel en lectura comprensiva, son valores y recuerdos que lo acompañaran siempre en el sendero de la vida. Tener un tomo de Fray Perico y su borrico en nuestras manos es como un libro iniciático a la lectura y a la vida. Don Juan Muñoz supo construir una historia que ha recorrido le senda de intergeneracional y que los seguirá haciendo ante la potencia de esta historia y sus secuelas. Si siempre han sido necesarios la trasmisión de valores hoy más que nunca. Libros como este son garantía de ello. Por eso incido que es una historia, como todas las escritas por don Juan, que se puede leer perfectamente a cualquier edad. Y si se tienen niños pequeños leerlas con ellos. Y si no, leerla en los sonidos del silencio para hacer un viaje iniciático e introspectivo desde la adultez a la niñez. Así veo yo a Fray Perico y su borrico. Porque la alegría de la juventud no debe estar reñida con la penitencia de la vejez.
No podía empezar de otra manera este blog sino rindiendo mi humilde tributo a esta obra y su autor. Y muy feliz de ello, pues me lleva a los recuerdos de una infancia que ya estaba plagada de libros. Todo se concatena a lo largo de los años y hoy inicio esta senda virtual que no es sino un paso más de aquella travesía primigenia donde un bendito fraile y su borrico me acompañaron en las primeras etapas de mi camino como lector.
Un saludo.
Regalazo de Navidad en forma de Tweet.
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